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¿CÓMO CUIDAR DE CACHORROS Y NEONATOS?

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En la clínica veterianria Gous a menudo nos encontramos con “padres y madres” primerizos que han tenido, o van a tener pronto, cachorros en casa.

En circunstancias normales tenemos tiempo de planificar la llegada de los nuevos cachorritos a casa, pero en ocasiones, se nos pueden presentar situaciones inesperadas (encontrarse cachorros abandonados en la calle, ausencia de la madre o incapacidad de ésta para cuidar de sus cachorros, etc).

En estos últimos casos es cuando surgen la mayoría de las dudas y miedos. En este artículo, os explicamos cosas básicas que debemos conocer cuando vamos a cuidar recién nacidos (neonatos) o cachorros en casa.

Clínicamente, consideramos el periodo neonatal desde el nacimiento hasta las dos semanas de edad en el perro y hasta los diez días en el gato. Si algo tienen en común ambas especies es su inmadurez fisiológica durante este periodo.

El 82% del cuerpo de un neonato es agua y sus riñones tienen una función renal inmadura, por lo tanto la hidratación será algo importante a tener en cuenta. No sólo mediante la alimentación sino también a nivel ambiental, donde la humedad deberá ser de alrededor del 60%.

Tienen los reflejos muy poco desarrollados y, por tanto, no pueden alejarse del exceso de calor o de frío. A esto se suma que no presentan reflejo de temblor hasta el 6º o 7º día, y carecen de grasa de protección, y que, por tanto, el riesgo de hipotermia es elevado.

Hasta las cuatro semanas, aproximadamente, no tendrán mecanismo termorregulador, deberemos controlar que la temperatura ambiental ronde los 27-32ºC. De esta forma facilitaremos que puedan mantener su temperatura corporal alrededor de los 36ºC, ya que ellos no podrán hacerlo por si mismos.

La hipotermia (baja temperatura) afecta principalmente a la inmunidad y a la digestión. Si la temperatura corporal del cachorro es inferior a 35ºC deberemos calentarlos lentamente antes de ser alimentados, puesto que perderán el reflejo de succión.

Entonces ¿CÓMO HE DE PROPORCIONAR CALOR?

El calentamiento ha de ser siempre progresivo y lento (entre 1 y 3 horas). Podremos utilizar botellas con agua caliente o con una manta eléctrica a baja potencia, pero siempre tendremos mucho cuidado de no causar quemaduras, interponiendo entre la fuente de calor y el cachorro toallas, mantas o similares.

Una vez tengamos al cachorro caliente y confortable nos ocuparemos de otros parámetros como la alimentación.

Es evidente que, siempre y cuando la madre esté sana y en condiciones de realizar la lactación, los neonatos deberán alimentarse de la leche proporcionada por su madre. Si, por cualquier causa esto no es posible, deberemos administrar a los cachorros leche maternizada artificial adecuada a su especie. Es decir, no podemos alimentarlos con leche de vaca.

La leche de vaca tiene una composición nutricional muy diferente a la leche de gata o de perra. Si alimentamos a nuestros cachorros con esta leche produciremos deficiencias nutricionales importantes y podremos ver sus efectos a corto plazo, cuando los cachorros presenten diarreas, cólicos intestinales, o problemas mayores. Por tanto es muy importante administrar a cada especie la leche que le corresponda, aunque ésta sea artificial.

Los cachorros deberán ser alimentados cada 2-3 horas y calcularemos la cantidad que hemos de administrar con el biberón en cada una de esas tomas. En la lactación natural serán los cachorros los que busquen a la madre cuando tengan hambre,  y tan solo deberemos observar que todos consiguen “engancharse” a las mamas y comen sin mayor problema. La leche artificial siempre deberá estar a una temperatura adecuada, ni fría ni excesivamente caliente.

La alimentación debe hacerse en una postura fisiológica, es decir, boca abajo, que es como los cachorros se alimentan de forma natural. Evitaremos alimentarlos boca arriba, ya que esto podría provocarnos que al tragar la leche se desvíe a los pulmones provocando un grave problema.

Una correcta alimentación eligiendo el tipo de leche como la frecuencia de tomas, es muy importante para evitar problemas tan graves en los cachorros como las hipoglucemias (bajadas de glucosa en sangre) que pueden llegar a causar la muerte.

Los neonatos  no son capaces de defecar ni de hacer pis por si mismos, sin estimulación.

Cuando nacen es fundamental comprobar que expulsan el meconio (primeras heces). Es tan importante porque una retención de esta sustancia puede provocar graves problemas digestivos. Para ello la madre les estimulará la zona anal y genital mediante lamido hasta que lo expulsen.

Si la madre de los cachorros no está, estimularemos a nuestros cachorros mediante una gasa, toallita o similar empapada en agua tibia, realizando una suave fricción en ésta zona. Observaremos que tras estimular durante un breve periodo de tiempo los cachorros miccionan y defecan.

Deberemos realizar esto siempre antes o después de cada comida, para asegurarnos de que no se produce un empacho.

Con las anteriores medidas ya tendremos las necesidades fisiológicas básicas de nuestros cachorros cubiertas, pero será importante realizar un chequeo veterinario general, donde, entre otras cosas, se realizará un pesaje y se observará que ninguna de las constantes está alterada.

Cuando llevemos a nuestros cachorros al veterinario será importante mantener una fuente de calor (guantes de goma llenos de agua caliente, botellas de agua caliente, etc) y un transporte óptimo (agujeros para respirar, mantas donde se encuentren cómodos…).

Siempre podremos proveer a los cachorros de algún peluche que sustituya, en parte, la sensación de tener a la madre cerca.

Si es vuestro caso, y tenéis dudas sobre como proporcionar cuidados adecuados a vuestros cachorros, ¡no dudéis en consultarnos! Estaremos encantadas de atenderos. ¡Gracias por seguirnos!

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